Si a fecha de hoy nos parece bueno el dato de desempleo del mes de enero, que fue de 36.715 personas (por ser el mejor registro en los últimos cuatro años, el de agosto ha sido de 44.315) es que no somos capaces de aproximar el paro a la media de la UE (7,2% en julio 2020).
En el caso del ámbito territorial de l’Horta Sud para aproximarnos habría que extraer a la mitad de los parados de las listas del Labora, es decir a 20.000 personas desempleadas. Un reto del todo imposible, máxime en medio de una crisis sanitaria y con la estructura empresarial que tenemos en Valencia apoyada sobremanera en el sector servicios.
Por un momento supongamos que elaboráramos una política industrial comarcal que nos permita atraer industrias que generen el empleo necesario para lograr colocar a todas esas personas. ¿Cuántas industrias necesitaríamos? Nos bastaría con sumar 200 industrias a las 2.586 actuales (un incremento del 7,7%); entre los empleos directos e indirectos cubriríamos el reto (200 industrias a una media de 20 empleos por cada una generarían 4.000 empleos en el sector industrial, supone 16.000 empleos indirectos).
Naturalmente, este enfoque no es realista por varias razones: falta una política que permita: a) atraer capital, tecnología puntera, recursos humanos con talento para ser competitivos, b) dotarnos de infraestructuras y de servicios que hagan viable la localización industrial, c) un mercado de consumo interior que demande los productos fabricados y d) redes capaces de conexión con los mercados exteriores.
Para lograrlo habría que extender a otras ramas industriales los modelos seguidos por la industria agroalimentaria, la fabricación de vehículos o la fabricación azulejera.
Desde el pacto territorial ACCO Horta Sud apostamos por el sector industrial, porque en la zona se dan condiciones para conservar el tejido que hay y, en la medida de lo posible, incrementarlo. Ya en el anterior programa impulsamos las Entidades gestión y modernización de las áreas empresariales (creadas por la Ley 14/2018 de la Generalitat), como herramienta útil y necesaria para poner orden en los polígonos industriales de la comarca (62 polígonos).
Y es que el sector industrial es uno de los sectores que mejor está resistiendo a la actual crisis económica; sin embargo, la crisis se está cebando con los sectores de servicios no esenciales, como comercio no alimentario y hostelería, y también en el ocio. El resultado es un incremento de personas desempleadas.
Tanto las administraciones locales como regionales hacen un esfuerzo en la formación (cursos homologados del Labora) y en la gestión de las personas en situación de desempleo (AEDL), pero la realidad es que en agosto había 30.018 personas desempleadas en el sector servicios compitiendo para lograr uno de los 5.521 contratos temporales en el sector servicios (eso sin contar a las 3.493 personas jóvenes sin empleo anterior que también llaman a la puerta del sector servicios).
Paradójicamente, existen ocupaciones de corte técnica que las empresas de servicios no cubren (Ocupaciones de difícil cobertura del 2º trimestre de 2020, SEPE), como las relacionadas con los perfiles de marinería y mecánicos de buques, o las ocupaciones relacionadas con el uso intensivo de las TIC (contenidos, ciberseguridad, fabricación, comercio y actividades informáticas).